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A ambos lados dispone de dos naves laterales separadas por arcos de medio punto, cada una de éstas naves cuenta con cuatro capillas cubiertas por bóvedas de arista, con su pavimento algo más elevado que el de la nave central, se comunican interiormente entre sí, pareciendo dos naves laterales convencionales.
Todo el conjunto de la iglesia está repleto de una gran escenografía decorativa, en su mayor parte realizada con pintura
sobre cada uno de los distintos paramentos, rectos o curvos. La cúpula sobre el
antepresbiterio está sostenida por cuatro columnas salomónicas de gran escala
bajo la cual se encuentra la imagen de la Virgen de las Angustias.
De Pedro Duque Cornejo es el apoteósico grupo de 14 esculturas que
hace por encargo de la Hermandad de la Esclavitud del Sacramento, para el
templo de la Virgen de las Angustias. En ellas se representa al Salvador, la Virgen y a los doce
Apóstoles.
Pedro Duque Cornejo trabaja en Granada entre 1713 y 1719 realizando quizás sus mejores obras, para la patrona de Granada.
También en la Catedral, el nuevo retablo para la capilla de Nuestra Señora de la Antigua terminado en 1718. En el Sagrario de la Cartuja granadina y en varias iglesias y conventos, algunos ya desaparecidos.
Son figuras de tamaño mayor que el natural, de arrogantes ademanes, de ágiles composiciones y de magistrales interpretaciones del plegado de sus paños volados, que en su nervioso movimiento, borran en parte la gravidez del volumen.
Es de gran interés el camarín que preside el retablo mayor de la iglesia, donde se aloja la imagen de la Virgen, Nuestra Señora de las Angustias, patrona de la ciudad de Granada, que aunque construido a la vez que la iglesia fue redecorado con posterioridad con todo el fausto del barroco, constituyendo así una de las obras del tipo churriguera más representativas en Granada, con su pompa de doradas hojarascas y espléndidos mármoles de colores.
La Virgen tiene seis mantos negros bordados en sedas, auténticas obras de arte.
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Manto de la Ciudad 1899 |
El más antiguo, es el donado por la duquesa de Pastrana (1757), primorosamente recuperado hace cinco años. Es de terciopelo negro y bordado en oro.
De 1940 es el manto ofrecido al término de la Guerra Civil por la Academia de Alféreces Provisionales que tuvo su sede en Granada.
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