En una rápida mirada, desde abajo hacia arriba, el interior de la capilla mayor comienza arquitectónicamente con siete pasajes o pasillos de comunicación que la unen con el deambulatorio de la girola; los dos más próximos al arco toral se ensanchan más que los cinco restantes de la rotonda.
Sobre los arcos de los pasillos, huecos adintelados destinados por Carlos I para los féretros reales rematados por un primer entablamento con relieves continuación del de las naves. Seguimos levantando nuestra mirada y vemos los siete cuadros de Alonso Cano sobre la vida de la Virgen; sobre ellos, catorce vidrieras. Encima, un segundo entablamento igualmente con relieves y, rematando la cabecera, la cúpula baída apoyada en diez fuertes aristones con otros más débiles en los huecos; dando transparencia y luminosidad otras diez vidrieras.
La capilla está decorada con vidrieras pintadas por Dirk Vellert (Teodoro de Holanda) y Juan del Campo (1558-1561). En ella destacan las esculturas orantes de los Reyes Católicos debidas a Pedro de Mena y los bustos de Adan y Eva realizados por Alonso Cano, también el Apostolado de Bernabé de Gaviria y las pinturas realizadas por Pedro Atanasio Bocanegra y Juan de Sevilla.
Desde la colocación de la primera piedra del templo catedralicio, hasta su terminación se suceden, tras el inicial estilo «a lo romano», distintos gustos y tendencias artísticas: renacimiento, plateresco, barroco y neoclásico.
La Catedral tiene cinco naves de distinta altura: la central (34,5 m), dos intermedias y dos laterales (las cuatro de la misma altura: 26,5m); las laterales dan acceso al deambulatorio de la rotonda. Hasta el crucero las cinco naves forman una figura tendente al cuadrado. En ambos muros laterales se distribuyen varias capillas y retablos.
En el muro norte, comenzando desde el pie de la Catedral, se suceden el museo, la capilla de la Virgen del Pilar, la puerta actualmente cegada de san Jerónimo, —en su espacio interior, primero sacristía de beneficiados y, ahora, recinto donde se exponen algunas tallas y cuadros—, las capillas de Nuestra Señora del Carmen y de Nuestra Señora de las Angustias y la puerta del Perdón.
En el muro sur, e igualmente desde el pie de la Catedral, la puerta de acceso a la antigua Contaduría, la capilla de san Miguel Arcángel, la puerta de acceso al templo parroquial del Sagrario, la capilla de la santísima Trinidad, el altar-retablo de Jesús Nazareno y la portada gótica de acceso a la Capilla Real.
Esta bella rotonda con su deambulatorio subsidiario y sus capillas radiales es uno de los santuarios renacentistas más extraordinarios de Europa y una de las creaciones espaciales más importantes de este periodo. La nave cruciforme y la cabecera en forma de rotonda, con 22,5 m de diámetro rodeada por un amplio deambulatorio son los rasgos que distinguen la Catedral granadina de la tradición europea.
Galerías y pasillos. Sobre la bóveda y tras los balconcillos dos de las series de los padres y doctores de la iglesia san Juan Crisostomo y san Basilio Magno. Sobre la columna derecha el apóstol santo Tomas. Sobre la izquierda san Simón apóstol, junto a esta columna y de arriba abajo, tres santos fundadores: Domingo de Guzmán, Ignacio de Loyola y Juan de Dios.
El
centro de todo templo cristiano es su altar mayor, lugar de la
celebración eucarística.
Siloe traza un altar mayor sin retablo ni relicarios ni rejas, sin ninguna de las acostumbradas imágenes o relatos de misterios de la vida de Jesucristo, de María o de los santos.
Siloe traza un altar mayor sin retablo ni relicarios ni rejas, sin ninguna de las acostumbradas imágenes o relatos de misterios de la vida de Jesucristo, de María o de los santos.
En
el programa arquitectónico de Siloe en la capilla mayor hay dos
aspectos importantes: el
altar, centro
en la rotonda abierta, y la colocación
circular de los fieles alrededor del mismo. Hasta
este momento la disposición hispánica de los templos era
básicamente longitudinal. Esta visibilidad y centralidad de la mesa
del sacrificio era, obviamente, propósito fundamental del original
diseño siloesco arquitectónico e iconográfico.
Sólo cuatro elementos iconográficos ornamentan el arco toral: Adán y Eva, nuestros primeros padres y dos patrones, el de España, Santiago apóstol y el de Granada san Cecilio, su primer obispo. Sobre
las jambas del arco toral, los bustos de Adán
y Eva ,
colocados sobre los siloescos tondos circulares adornados con
grutescos. Son la última obra escultórica de Alonso
Cano (1601-1667) y
fueron policromados, después de su muerte, por Juan
Vélez de Ulloa (1676),
pintor y estofador granadino. En
el ático en el que descansa el arco toral dos cuadros del
granadino José
Risueño, Santiago, patrón de España y San Cecilio, patrón de Granada.
En ambas pilastras grandes candeleros y, sobre la cornisa, el encasamiento circular con el bello relieve de María acariciando a su Hijo.
A ambos lados las estatuas de san Pedro y san Pablo. Esta portada es de principios de los años treinta del siglo XVI una obra de gran calidad.
Esta puerta de dos hojas es un rico ejemplo de las labores de carpintería renacentista. Posiblemente colaboraron en esta excelente obra siloesca dos de sus discípulos: Miguel de Espinosa (1531) y Baltasar de Arce (1558). En acta capitular acuerda el cabildo encargar la ejecución de la puerta, dándole al maestro Siloe amplia libertad para su diseño y ornamentación.
Destaca en el tondo central el altorrelieve de María
con el Niño.
La Virgen, que sostiene con su mano izquierda un libro abierto, está
sentada, el Niño se mantiene de pie. Madre e hijo se abrazan.
Las otras dos esculturas en piedra son la pareja de apóstoles: San Pedro y San Pablo en figuras completas y como remates superiores a ambos lados del tondo central; tema apostólico presente, igualmente, en la puerta central de acceso al templo, en las estatuas doradas de la capilla mayor y en las pinturas en la portada de acceso a la parroquia del Sagrario.
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Portada renacentista de la sacristía |
Esta puerta de dos hojas es un rico ejemplo de las labores de carpintería renacentista. Posiblemente colaboraron en esta excelente obra siloesca dos de sus discípulos: Miguel de Espinosa (1531) y Baltasar de Arce (1558). En acta capitular acuerda el cabildo encargar la ejecución de la puerta, dándole al maestro Siloe amplia libertad para su diseño y ornamentación.
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Tondo central: María con Jesús niño |
Las otras dos esculturas en piedra son la pareja de apóstoles: San Pedro y San Pablo en figuras completas y como remates superiores a ambos lados del tondo central; tema apostólico presente, igualmente, en la puerta central de acceso al templo, en las estatuas doradas de la capilla mayor y en las pinturas en la portada de acceso a la parroquia del Sagrario.
Los Órganos de la Catedral se fueron construyendo a partir del siglo XVI, luego por el deterioro del uso y los cambios musicales dieron pie a los monumentales actuales que son del siglo XVIII de hermosísima sonoridad.
A lo largo de la historia el coro de la Catedral de Granada ha ocupado diversos lugares dentro del templo. En la actualidad tras su anteriores localizaciones, el coro está dispuesto en la capilla mayor.
Anteriormente ocupó el centro de la nave principal entre los dos órganos y cerrado en su parte posterior por el altar-retablo del trascoro dedicado a Nuestra Señora de las Angustias hoy en la capilla homónima del lado norte. El coro fue eliminado en la década de los años 20 por orden del entonces arzobispo de Granada, el cardenal Vicente Casanova y Marzol, para tener una mejor visión del Altar Mayor.
Las bóvedas de estilo gótico cubren el cuerpo basilical y los dos primeros tramos de entrada
en la girola desde las naves más próximas a los muros; laterales; en total son 32 trazadas de
acuerdo a ocho modelos distintos. En razón de su forma geométrica hay dos tipos de bóvedas:
rectangulares y cuadradas.
Las bóvedas del cuerpo basilical comienzan a construirse a principios del siglo XVII.
En 1614 el cabildo encarga a Ambrosio de Vico (maestro mayor titular desde 1588) continuar
el crucero principal y hacer la primera bóveda de piedra del cuerpo basilical; como testimonio
queda una cartela en la parte superior del muro donde está la portada de la Capilla real.
En las construcciones de las bóvedas restantes intervendrán, entre otros, Miguel Guerrero
(1636-1649), Teodoro Árdemans (1688-1690) Melchor de Aguirre (1688-1697),
Francisco del Castillo (1698-1702) todos ellos maestros mayores.
También se labraron a finales del siglo XVI y a principios del XVII diversos retablos para adornar las 13 capillas de la girola, el primitivo de Nuestra Señora de la Antigua, con la imagen que fue donada por los Reyes Católicos a esta catedral como símbolo fundacional. (Sustituido en el siglo XVIII por otro realizado por Duque Cornejo) luego el de Santa Lucía, el del Señor de la Columna y el de Santa Teresa, los tres últimos realizados por Gaspar Guerrero de 1615 a 1624.
Y en años sucesivos, las Capillas de la Virgen del Pilar, la de Nuestra Señora del Carmen, de Nuestra Señora de las Angustias, del Cristo de las Penas, de San Blas, de San Cecilio, de San Sebastián, de Santa Ana, de la Santísima Trinidad y la Capilla de San Miguel.
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