La Alhambra desde El Generalife

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20141112

Jardín Botánico de la Universidad de Granada


El Jardín Botánico de la Universidad de Granada es recoleto y con encanto, situado en el centro de Granada, entre las calles Duquesa, Málaga, Escuelas y la Facultad de Derecho.
Se trata de un jardín pequeño de casi 3.000 metros cuadrados en el que podemos disfrutar de un oasis en medio de la ajetreada vida de la ciudad. El Jardín Botánico es una propiedad administrativa de la Universidad de Granada.



Se construyó en 1783, estando su perímetro rodeado de una verja labrada. En el año 1877 Francisco Morales esculpió los dos relieves que se encuentran en la portada de la calle Duquesa y que representan a dos famosos botánicos, el sacerdote Antonio José Cavanilles, principal precursor nacional de las teorías modernas sobre el ordenado aprovechamiento de los recursos naturales y el desarrollo sostenible, y el médico Lagasca y Segura, que a la muerte de Cavanilles fue nombrado viceprofesor de botánica del Real Jardín Botánico de Madrid en 1806 y profesor de Botánica médica en 1807. 



Es un jardín romántico en el  histórico edificio universitario de la Facultad de Derecho. Disfrutando de una variedad floral, con más de 70 ejemplares arbóreos de gran tamaño junto a una serie de plantas arbustivas. 



Además el Jardín Botánico de la Universidad de Granada, alberga otra serie de especies: plantas medicinales (tomillo o la hierba luisa), plantas trepadoras o el jazmín de San José. También contiene árboles más cercanos al magnolio, laurel, palmeras o incluso  encina y alcornoque.



Destacando sobre las demás el ejemplar de Ginkgo biloba, un árbol único de gran altura, originario de China y que en otoño muestra un precioso tono amarillento en sus hojas. 
Allí lo llaman "albaricoque plateado"


Este ejemplar de Ginkgo biloba que sobrepasa en altura el edificio de la facultad de derecho,  es uno de los primeros de esta especie que se plantaron en la península ibérica, y el único de su especie en mucho tiempo en toda la provincia, tiene actualmente un diámetro de tronco que ronda el metro. Las hojas tienen forma de abanico con un corte en el centro y por eso la denominación de biloba. En España también se le llamó árbol sagrado, árbol de las pagodas y árbol de los 40 escudos. La historia de este nombre, no sabemos si cierta, nos cuenta que un aficionado parisino pago 40 escudos a un horticultor inglés por la compra de cinco ginkgos al precio de 40 escudos cada uno.
 Los árboles pueden ser machos o hembras y resulta difícil distinguir a qué género pertenecen. En los parques se suelen plantar árboles macho, pues los frutos de los árboles hembra tienen fama de desprender mal olor. Se reproducen por semilla, esquejes o injertos.


La poetisa Elena Martín Vivaldi que nacio en Granada (1907-1998) que fue decana de Filosofía y Letras de la Universidad de Granada, le dedicó este hermoso poema que se ha reproducido al pie del Ginkgo biloba en el Jardín Botánico de la Universidad. Elena escribió 17 libros de poesía. Fue Hija Predilecta de Granada en 1988 y Medalla de la Real Academia de Bellas Artes. Poeta -como ella quería que se dijera- de acentos íntimos y profundos, de otoños, de lluvia, de árboles.

GINKGO BILOBA
[ÁRBOL MILENARIO]
Un árbol. Bien. Amarillo
de otoño. Y esplendoroso
se abre al cielo, codicioso
de más luz. Grita su brillo
hacia el jardín. Y sencillo,
libre, su color derrama
frente al azul. Como llama
crece, arde, se ilumina
su sangre antigua. Domina
todo el aire rama a rama.

Todo el aire, rama a rama,
se enciende por la amarilla
plenitud del árbol. Brilla
lo que, sólo azul, se inflama
de un fuego de oro: oriflama.
No bandera. Alegre fuente
de color: Clava ascendente
su áureo mástil hacia el cielo.
De tantos siglos su anhelo
nos alcanza. Luz de oriente.


Amarillo. Aún no imagina
el viento, la desbandada
de sus hojas, ya apagada
su claridad. Se avecina
la tarde gris. Ni adivina
su soledad, esa tristeza
de sus ramas.

 Fue certeza, alegria – ¡otoño ! - . Faro de abierta luz.
 Desamparo después. ¿Dónde tu belleza ?

                              Elena Martín Vivaldi


Se han encontrado hojas fósiles de este árbol con más de 270 millones de años. Se calcula que algunos ejemplares han vivido más de 3.000 años. Hasta finales del siglo XVII, en que se encontró en Japón y China, se creyó extinguido. Y es que los monjes budistas descubrieron sus cualidades terapéuticas y lo cultivaron cuidadosamente, extendiendo su utilización por otros países a través del budismo. En Oriente se le considera un árbol sagrado, casi milagroso, asociado a la longevidad. Al parecer fueron los únicos árboles que sobrevivieron a las bombas atómicas que se lanzaron sobre Japón en la Segunda Guerra Mundial.
En el siglo XVII el botánico alemán Kaempfer trajo a Holanda (Jardín Botánico de Utrecht), desde Japón, las primeras semillas de ginkgo que se plantaron en Europa. Se está introduciendo en los jardines y como árbol de sombra en las calles. 

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