La Alhambra desde El Generalife

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La Alhambra desde El Generalife

20180528

ALHAMBRA - Patio de los Arrayanes


El espejo del agua, prolonga la arquitectura y la refleja más allá de su propia visión, cuando la luz incide sobre él se proyecta como un gran foco, que potencia de una manera natural pero con la búsqueda de un artificio, para deslumbrar al que llega, que tiene que hacer un ejercicio de adaptación al entrar en la Quba, es algo muy parecido al efecto que se producía en las catedrales góticas con las vidrieras. 


El Patio de los Arrayanes se ha llamado de diversas formas a lo largo del tiempo. La actual denominación (al igual que la de Patio de los Mirtos) se debe a los macizos de arrayanes (o mirtos) cuyo color verde vivo contrasta con el piso de mármol blanco del patio, y que rodean al estanque central. También se le llamó Patio del Estanque o de la Alberca, precisamente por este estanque, de 34 metros por 7,10 metros, que divide el patio. 


El nombre de Arrayán proviene del árabe ar-Rayhan o Rihan (el "aromático"). El Mirto o Arrayán contiene, tanto en sus hojas como en sus frutos, una esencia aromática fuertemente antiséptica, el Mirtol.
Son arbustos siempre verdes con ramas marrones, hojas opuestas, puntiagudas y ovales lanceoladas. Las flores crecen aisladas y el fruto es una baya ovoidal. 
Es una de las zonas más conocidas y visitadas de la Alhambra, simboliza el mayor artificio que, a través de elementos sencillos, consiguen una fantasía, es algo mágico. sus dos grandes masas de arrayanes parecen que aluden a la naturaleza. 


En la parte superior de la galería norte, tras la que se alza la Torre de Comares, existe un parapeto con dos pequeñas torres laterales, que se rehicieron en 1890 al arder el techo de esta galería y el de la sala siguiente. Los extremos de la galería presentan alacenas con arcos, cúpulas y vasares de mocárabes, sobre un zócalo de azulejos de finales del siglo XVI.


La galería sur tiene en sus extremos alacenas con vasares de mocárabes y la siguiente leyenda: «La ayuda y la protección de Dios y una victoria espléndida para nuestro Señor Abu Abd' Allah, emir de los musulmanes». La inmensa mayoría de las inscripciones que aparecen en este patio son loas a Dios o al emir.

Esta galería esta unida al Palacio de Carlos V 


El patio es en toda edificación doméstica hispano-musulmana el elemento más importante: el centro de la vida familiar, en torno al cual se distribuyen las diferentes estancias. No es fácil distinguir el nivel económico de una familia por el exterior de la casa, ni siquiera en un palacio, lo que no ocurre con el patio.



A ambos lados del patio se encuentran dos naves de aposentos y, en los lados menores, se levantan unos pórticos, sostenidos por columnas de capiteles cúbicos, de siete arcos semicirculares adornados con rombos calados e inscripciones de alabanza a Dios. El arco central es mayor que los otros seis, y presenta enjutas macizas con decoración de ataurique y capiteles de mocárabes. 




Las naves laterales eran utilizadas como residencia de mujeres. En la planta baja existen varias puertas que conectan (o conectaron) con distintas dependencias. La decoración del patio en esta galería, excepto el zócalo de azulejos se rehízo durante el siglo XIX, adornándola como el pórtico opuesto.

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