Al entrar encontramos lo que en un principio era la biblioteca del palacio, y hoy hace de vestíbulo, con azulejos y suelo de mosaico hidráulico que crea una alfombra de formas vegetales, y que da paso a lo que fue un patio típico andaluz, hoy cubierto.
Este patio, tenia una fuente en su centro ya inexistente, alargado y de considerable altura da acceso en su recorrido a las diferentes salas y habitaciones.
La exposición es muy interesante ya que en ella estaba parte de la historia de Granada, se podían ver grandes fotografías de todos los gobernadores y los años en que ejercieron su cargo, ademas de noticias de esa época.
La finca enriquece su interior con salones lujosamente decorados, una estancia árabe en esquina de gran valor, la conocida como Sala de Fumadores, y elementos como azulejos, artesonados de calidad y labores de carpintería.
Una bellisima escalera de maderas talladas con vidriera de fondo conduce al piso superior.
Pero... sentada en un banco de la casa se me acerco un señor mayor y me contó: Que los niños en los años 40-50 tenían prohibido pasar por la puerta de esta casa porque en ella había mantequeros que les sacaban las mantecas y la sangre.
Las historias sobre los famosos mantequeros llegaron incluso a La Alpujarra descrita por el antropólogo Gerald Brenan en "Al Sur de Granada". La práctica de la transfusión de sangre ha llegado a la creencia de otro tipo de mantequeros, que es una persona como las demás. Se trata de un hombre inmensamente viejo, inmensamente rico, un vicioso marqués que roba a niños y bebés para que le inyecten su sangre y así rejuvenecer.
Otra de esas
leyendas cuenta que en el palacio Mûller se quito la vida su propietario Don
Antonio Mûller con un arma de fuego, un día que se celebraba allí una gran
fiesta, se cuenta que por una deuda de honor, algo muy común en aquella época.
Bello... :)
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