La Casa de Zafra
Casa hispano-musulmana como otras de la ciudad (Daralhorra, Cuarto Real), se ha conservado al integrarse en un conjunto monástico, el convento de Santa Catalina de Zafra. Su planta responde a la tipología de casa patio con alberca, doble pórtico y salas principales en los lados menores.
Es la típica casa urbana y familiar del hoy Albaicín. Tras la restauración
de 1989, se accede por la portada primitiva, ojival, junto a la que existen
restos de otra posterior, de época morisca.
Son notables los restos de alfarjes policromados y pintura
decorativa nazarí conservados en la casa.
La casa fue levantada en el arrabal de Axares (Rabad al-Ajsaris), un barrio de ensanche y de crecimiento generado durante el siglo XI a partir del mencionado núcleo más antiguo de la ciudad, la Alcazaba Qadima. Con este barrio, el primitivo núcleo alcanzaba por el sur el límite natural de la orilla derecha del río Darro.
Con la conquista cristiana este barrio se convirtió en uno de los preferidos de la nueva nobleza granadina por su cercanía con el centro de la ciudad. De este modo, la casa que estuvo rodeada de otras de similares proporciones, en el siglo XVI pasó a ocupar el ángulo noroeste de la manzana entre las calles Portería de la Concepción, Carrera del Darro, Zafra y Concepción de Zafra, esta ultima estuvo ocupada íntegramente por el convento de dominicas de Santa Catalina de Siena, conocido popularmente como convento de Zafra, por haber sido dotado en 1507 por don Hernando de Zafra, secretario de los Reyes Católicos.
El convento de Zafra fundado en 1521 por su viuda, doña Leonor de Torres, fue construido sobre tres casas, adquiridas por Zafra por donación de doña Isabel la Católica, en compensación por haberle tomado ésta el palacio de Daralhorra para erigir el convento de Santa Isabel la Real en 1501.
En 1946 el Ayuntamiento
granadino la compró para facilitar su conservación, realizándose algunas
transformaciones.
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