La Alhambra desde El Generalife

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La Alhambra desde El Generalife

20171029

ALHAMBRA - Llegada a España de Carlos I


Se cumplen 500 años de un desembarco que cambió la historia de España, de Europa y se puede decir que también del mundo. Un momento decisivo en el que la Corona española se transformó y supo construir un imperio, integrando diferencias y creando la primera red de comercio global en los albores del mundo moderno.
El 19 de septiembre de 1517 se produjo el desembarco de Carlos I en la ensenada de Tazones/Villaviciosa. Llegaba a Asturias el futuro emperador Carlos V (1500-1558). Venía a ser refrendado rey de Castilla, Aragón y Navarra, escoltado por las escuadras combinadas de Holanda, Zelanda y España, cuarenta grandes barcos en total. 



Este monarca nacido en Gante, y que solo hablaba flamenco, envió a su educando Guillaume de Croy a vigilar al soberano aragonés y a preparar su llegada. Su madre, Juana de Castilla, estaba incapacitada, por lo que el cardenal Cisneros actuó como su regente en Castilla y el arzobispo Alonso en Aragón.
El joven príncipe Carlos de Habsburgo, que llegaría a ser el emperador Carlos V y el hombre más poderoso de la tierra en aquella época, desembarcó en Tazones con su corte, y tuvo un singular recibimiento por parte de aquel humilde pueblo de pescadores que era hace quinientos años esta villa marinera. Estaba previsto desembarcar en Santander pero empujado por las malas condiciones de la mar ante un gran temporal y aconsejado por sus marinos vizcaínos, desembarcó en la costa asturiana.

Villaviciosa
Al principio confundieron las naves como piratas. Pero una vez identificada su Real presencia todo cambió, y los vecinos se volcaron en atenciones con el joven emperador, que quedó prendado de la hospitalidad de las gentes y la belleza de la tierra a la que había arribado. Enseguida, tan casual e inesperada llegada se convirtió en una fiesta.
Como no había lugar para alojar a tantas gentes nobles, el emperador decidió quedarse en Villaviciosa, donde permaneció durante tres días.




Esta curiosa anécdota ha dado lugar a la Fiesta del Desembarco de Carlos V, que se celebra desde hace varias décadas, que se desarrolla en una primera jornada en Tazones y al día siguiente en Villaviciosa, y que cuenta con gran participación popular, muchas personas se visten de época, y cientos de visitantes observan con atención toda la histórica escena. Un evento que ha hecho merecedor al municipio de Villaviciosa de ser integrado en el Itinerario Cultural del Consejo de Europa de las "Rutas Europeas del Emperador Carlos V".


Desde 1516 hasta 1518 (muerte de su abuelo Maximiliano) repone en su lugar los cuarteles de Aragón y Aragón-Sicilia, pero Granada pasa a la punta del escudo total. Sobre los cuarteles austríacos, continúa Flandes solo. En estos dos detalles se diferencias sus armas del cuartelado que habían traído sus padres, las armas de Granada se disponen en la punta del escudo, no en los cuarteles de los reyes católicos, y el escudete superpuesto contiene Flandes solo, sin Tirol.



La llegada a España de Carlos V produjo un gran descontento en los territorios castellanos, con la excepción  del territorio andaluz. Así en la reunión de la Santa Junta, celebrada en Ávila, entre los representantes de catorce ciudades Carlos V e Isabel de Portugal, con voto en Cortes, estuvieron ausentes las de Sevilla, Córdoba, Jaén y Granada. Andalucía mostró su fidelidad al rey.

Patio del Cuarto Dorado
Su primer contacto con tierras andaluzas fue con ocasión de su matrimonio. El 10 de marzo de 1526 se casa en Sevilla con la infanta de Portugal, Dª Isabel. Decidió pasar los meses calurosos de aquel año en Granada, trasladándose allí con su Corte, de junio a diciembre. Durante ese período de tiempo, en Granada se concentró toda la actividad diplomática de Europa. El rey se instaló en la Alhambra, en las habitaciones que le había preparado el Marqués de Mondéjar, Alcaide de la Alhambra, mientras que a la Emperatriz se le habilitó el Cuarto Dorado, pero la inclemencia del invierno en la Alhambra, le decidió mudarse al segundo claustro del Monasterio de San Jerónimo, y el resto de la Corte en otras dependencias de la Alhambra y de la ciudad.

Claustro del Monasterio de San Jerónimo 
Alrededor del rey se concentro una importante corte de humanistas y políticos que convirtieron a Granada en el centro del mundo.
El reinado de Carlos V fue de transcendental importancia para Andalucía. Para su política expansionista, el litoral andaluz desempeñaba una función vital de defensa. 
El cosmopolitismo del litoral andaluz, lleno de extranjeros, así como la misma política exterior del Emperador, revitalizaron el pulso de Andalucía.


Carlos V con sus banqueros
Durante el tiempo que permaneció en Granada se dio cuenta de la importancia de la capital, a la vez que se puso al tanto de sus problemas fundamentales: la organización de las instituciones indianas, la toma de contacto con la riqueza de Sevilla, la problemática morisca, la vulnerabilidad del litoral, etc. Granada en especial le asombró, como nos lo cuentan Münzer o Navaggiero.
“...Después de los Reyes Católicos, las cortes no volverán a establecerse hasta 1.526 cuando Carlos V después de su boda en Sevilla decide instalarse en la ciudad de Granada.
En esta fecha se produce la firma de una real cédula para la protección del indio. Las repetidas denuncias de Bartolomé de las Casas por los abusos de los conquistadores habían impactado al emperador.

El dominico Fray Alonso de Montúfar, nacido en Loja en 1.489 fue el segundo arzobispo de México y fue una influyente figura de la vida granadina que llevó al otro lado del Atlántico las ideas de la Granada renacentista de Carlos V.
Este fraile granadino, con su actividad evangelizadora entre la población morisca fue decisiva para desplegar luego su labor en tierras americanas...”
Fragmento del texto de Miguel Molina Martínez. “La relación con América”
La llegada del Emperador Carlos V a Granada en 1526 supondrá el inicio de los programas imperiales que marcarán un cambio decisivo no sólo en el aspecto urbanístico y en los nuevos edificios que impulsó, sino también en aquellos que se estaban realizando que sufrirían recubrimiento ornamental acorde con el nuevo estilo, -el clasicismo-, estilo artístico que se generalizó en el s. XVI a nivel político al servicio de monarquías, principados y jerarquías eclesiásticas. Será la alta aristocracia, que mantiene estrechas relaciones con Italia, bien comerciales, diplomáticas o bélicas, la que acoja las nuevas tendencias artísticas, importando obras italianas por encargo, como sepulcros y estructuras arquitectónicas. 
Cabe destacar la figura del Marqués del Cenete D. Rodrigo Díaz de Vivar y Mendoza, y su Palacio de la Calahorra, en el Marquesado del Zenete.


Puerta de las Granadas su edificación se inicia para conmemorar la visita de Carlos V a Granada en 1526

Carlos V captó inmediatamente la importancia simbólica de Granada para la Monarquía española, y ello le llevará a impulsar iniciativas, fundamentalmente su Palacio, así como a otras ya iniciadas, como el Hospital Real o la Catedral. Se propone modernizar las infraestructuras de las obras públicas de la Corona. Al frente de su proyecto pone a importantes funcionarios que le informarán sobre los mismos, y no, como hicieron los RR.CC., a personal eclesiástico que ni les tenían al día, ni emitían recibos de lo gastado.

Hospital Real
Se producirá una redefinición de la ciudad, superponiéndose sobre la ciudad gótico-mudéjar de los RR.CC., creándose nuevos centros y ejes urbanos, así como transformando los existentes para adecuarlos a nuevos usos.
La política urbana del s. XVI tenderá hacia un mayor control y clarificación del entramado callejero. Para ello se dictan Ordenanzas, como la de 1530 donde se mandaba que al construir una casa se retrasaran las fachadas para enderezar y ensanchar las calles, así también se ordenaba destruir cobertizos y ajimeces. Si estas ordenanzas dieron resultado en la ciudad baja, no lo fue tanto en el Albayzín.


Plaza de Bib-Rambla
Carlos V concedió una ayuda que debió tomarse de la renta real de la hagüela. Será la antigua Medina musulmana, la zona baja de la ciudad la que sufra más transformación a lo largo del s.XVI, erigiéndose edificios que rompen el canon y diseño de su entorno.
Se hicieron esfuerzos para construir plazas, casi inexistentes en el urbanismo hispanomusulmán. Tres eran los lugares en que se tenía más interés: Bibarrambla, el Hatabín y el Campo de Albulnest (o de la Loma). Eran lugares privilegiados donde  se celebraban fiestas para las que se hacían arquitecturas efímeras.


Monasterio de San Jerónimo
Aparte de las remodelaciones urbanas, las ciudad sigue creciendo extramuros, apareciendo nuevos barrios, como el de la Duquesa, en torno al Monasterio de San Jerónimo, gracias a la concesión que en 1523 Carlos V, hizo a Dª María Manrique, viuda del Gran Capitán, para que utilizara la Capilla Mayor del mencionado Monasterio, como enterramiento de ella y su marido, con la obligación de terminar las obras que entonces estaban paradas. 
Con objeto de vigilar y activar los trabajos dirigidos por Jacobo Florentino “El Indaco” y luego por Diego de Siloée. Dª María trasladó su residencia a una casa palacio situada fuera de las murallas, entre las puertas de San Jerónimo y Bibalmazda.
Sus familiares se establecieron en torno a dicho palacio, formándose este nuevo barrio aristocrático que tenía por centros principales la calle Duquesa y la Placeta de los Lobos. Anteriormente vivían en la actual calle San Matías, frente a la portería del Convento de San Francisco (hoy Capitanía General) donde murió D. Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, en 1515.


Si los Reyes Católicos quisieron castellanizar Granada, Carlos V deseaba europeizar la capital y convertirla en ciudad imperial. La idea no se llega a realizar pues en 1556, abdica, diluyéndose su propósito, ya que Felipe II plantea un nuevo concepto y convierte a Madrid en capital del reino.

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