Se
cumplen 500 años de un desembarco que cambió la historia de España,
de Europa y se puede decir que también del mundo. Un momento decisivo en el que
la Corona española se transformó y supo construir un imperio, integrando
diferencias y creando la primera red de comercio global en los albores del
mundo moderno.
El 19 de septiembre de 1517 se produjo el desembarco de Carlos I en la ensenada
de Tazones/Villaviciosa. Llegaba a Asturias
el futuro emperador Carlos V (1500-1558). Venía a ser refrendado rey de
Castilla, Aragón y Navarra, escoltado por las escuadras combinadas de Holanda,
Zelanda y España, cuarenta grandes barcos en total.
Este monarca nacido en Gante, y que solo hablaba flamenco, envió a su educando Guillaume de Croy a vigilar al soberano aragonés y a preparar su llegada. Su madre, Juana de Castilla, estaba incapacitada, por lo que el cardenal Cisneros actuó como su regente en Castilla y el arzobispo Alonso en Aragón.
El joven príncipe Carlos de Habsburgo, que llegaría a ser el emperador Carlos V y el hombre más poderoso de la tierra en aquella época, desembarcó en Tazones con su corte, y tuvo un singular recibimiento por parte de aquel humilde pueblo de pescadores que era hace quinientos años esta villa marinera. Estaba previsto desembarcar en Santander pero empujado por las malas condiciones de la mar ante un gran temporal y aconsejado por sus marinos vizcaínos, desembarcó en la costa asturiana.
Al
principio confundieron las naves como piratas. Pero una vez
identificada su Real presencia todo cambió, y los vecinos se volcaron en
atenciones con el joven emperador, que quedó prendado de la hospitalidad de las
gentes y la belleza de la tierra a la que había arribado. Enseguida,
tan casual e inesperada llegada se convirtió en una fiesta.
Desde 1516 hasta 1518 (muerte de su abuelo Maximiliano) repone en su lugar los cuarteles de Aragón y Aragón-Sicilia, pero Granada pasa a la punta del escudo total. Sobre los cuarteles austríacos, continúa Flandes solo. En estos dos detalles se diferencias sus armas del cuartelado que habían traído sus padres, las armas de Granada se disponen en la punta del escudo, no en los cuarteles de los reyes católicos, y el escudete superpuesto contiene Flandes solo, sin Tirol.
La llegada a España de Carlos V produjo un gran descontento en los territorios castellanos, con la excepción del territorio andaluz. Así en la reunión de la Santa Junta, celebrada en Ávila, entre los representantes de catorce ciudades Carlos V e Isabel de Portugal, con voto en Cortes, estuvieron ausentes las de Sevilla, Córdoba, Jaén y Granada. Andalucía mostró su fidelidad al rey.
Este monarca nacido en Gante, y que solo hablaba flamenco, envió a su educando Guillaume de Croy a vigilar al soberano aragonés y a preparar su llegada. Su madre, Juana de Castilla, estaba incapacitada, por lo que el cardenal Cisneros actuó como su regente en Castilla y el arzobispo Alonso en Aragón.
El joven príncipe Carlos de Habsburgo, que llegaría a ser el emperador Carlos V y el hombre más poderoso de la tierra en aquella época, desembarcó en Tazones con su corte, y tuvo un singular recibimiento por parte de aquel humilde pueblo de pescadores que era hace quinientos años esta villa marinera. Estaba previsto desembarcar en Santander pero empujado por las malas condiciones de la mar ante un gran temporal y aconsejado por sus marinos vizcaínos, desembarcó en la costa asturiana.
Villaviciosa |
Como no
había lugar para alojar a tantas gentes nobles, el emperador decidió quedarse
en Villaviciosa, donde permaneció durante tres días.
Esta
curiosa anécdota ha dado lugar a la Fiesta del Desembarco de Carlos V, que se celebra desde hace varias décadas, que se desarrolla en una primera jornada en
Tazones y al día siguiente en Villaviciosa, y que cuenta con gran participación
popular, muchas personas se visten de época, y cientos de visitantes observan
con atención toda la histórica escena. Un evento que ha hecho merecedor al
municipio de Villaviciosa de ser integrado en el Itinerario Cultural del
Consejo de Europa de las "Rutas Europeas del Emperador Carlos V".
Desde 1516 hasta 1518 (muerte de su abuelo Maximiliano) repone en su lugar los cuarteles de Aragón y Aragón-Sicilia, pero Granada pasa a la punta del escudo total. Sobre los cuarteles austríacos, continúa Flandes solo. En estos dos detalles se diferencias sus armas del cuartelado que habían traído sus padres, las armas de Granada se disponen en la punta del escudo, no en los cuarteles de los reyes católicos, y el escudete superpuesto contiene Flandes solo, sin Tirol.
La llegada a España de Carlos V produjo un gran descontento en los territorios castellanos, con la excepción del territorio andaluz. Así en la reunión de la Santa Junta, celebrada en Ávila, entre los representantes de catorce ciudades Carlos V e Isabel de Portugal, con voto en Cortes, estuvieron ausentes las de Sevilla, Córdoba, Jaén y Granada. Andalucía mostró su fidelidad al rey.
Patio del Cuarto Dorado |
Claustro del Monasterio de San Jerónimo |
El reinado de Carlos V fue de transcendental importancia
para Andalucía. Para su política expansionista, el litoral andaluz desempeñaba
una función vital de defensa.
El cosmopolitismo del litoral andaluz, lleno de extranjeros, así como la misma política exterior del Emperador, revitalizaron el pulso de Andalucía.
El cosmopolitismo del litoral andaluz, lleno de extranjeros, así como la misma política exterior del Emperador, revitalizaron el pulso de Andalucía.
Carlos V con sus banqueros |
“...Después de los Reyes Católicos, las cortes no volverán a
establecerse hasta 1.526 cuando Carlos V después de su boda en Sevilla decide
instalarse en la ciudad de Granada.
En esta fecha se produce la firma de una real cédula para la
protección del indio. Las repetidas denuncias de Bartolomé de las Casas por los abusos de los
conquistadores habían impactado al emperador.
El dominico Fray Alonso de Montúfar, nacido en Loja en 1.489 fue el segundo arzobispo de México y fue una influyente figura de la vida granadina que llevó al otro lado del Atlántico las ideas de la Granada renacentista de Carlos V.
Este fraile granadino, con su actividad evangelizadora entre
la población morisca fue decisiva para desplegar luego su labor en tierras
americanas...”
Fragmento del texto de Miguel Molina Martínez. “La relación
con América”
La llegada del Emperador Carlos V a Granada en 1526 supondrá
el inicio de los programas imperiales que marcarán un cambio decisivo no sólo
en el aspecto urbanístico y en los nuevos edificios que impulsó, sino también
en aquellos que se estaban realizando que sufrirían recubrimiento ornamental
acorde con el nuevo estilo, -el clasicismo-, estilo artístico que se generalizó
en el s. XVI a nivel político al servicio de monarquías, principados y
jerarquías eclesiásticas. Será la alta aristocracia, que mantiene estrechas
relaciones con Italia, bien comerciales, diplomáticas o bélicas, la que acoja
las nuevas tendencias artísticas, importando obras italianas por encargo, como
sepulcros y estructuras arquitectónicas.
Cabe destacar la figura del Marqués del Cenete D. Rodrigo
Díaz de Vivar y Mendoza, y su Palacio de la Calahorra, en el Marquesado del
Zenete.
Puerta de las Granadas su edificación se inicia para conmemorar la visita de Carlos V a Granada en 1526
Puerta de las Granadas su edificación se inicia para conmemorar la visita de Carlos V a Granada en 1526
Carlos V captó inmediatamente la importancia
simbólica de Granada para la Monarquía española, y ello le llevará a impulsar
iniciativas, fundamentalmente su Palacio, así como a otras ya iniciadas, como
el Hospital Real o la Catedral. Se propone modernizar las infraestructuras de
las obras públicas de la Corona. Al frente de su proyecto pone a importantes
funcionarios que le informarán sobre los mismos, y no, como hicieron los RR.CC.,
a personal eclesiástico que ni les tenían al día, ni emitían recibos de lo
gastado.
Hospital Real |
La política urbana del s. XVI tenderá hacia un mayor control
y clarificación del entramado callejero. Para ello se dictan Ordenanzas, como
la de 1530 donde se mandaba que al construir una casa se retrasaran las
fachadas para enderezar y ensanchar las calles, así también se ordenaba
destruir cobertizos y ajimeces. Si estas ordenanzas dieron resultado en la
ciudad baja, no lo fue tanto en el Albayzín.
Carlos V concedió una ayuda que debió tomarse de la renta
real de la hagüela. Será la antigua
Medina musulmana, la zona baja de la ciudad la que sufra más transformación a
lo largo del s.XVI, erigiéndose edificios que rompen el canon y diseño de su
entorno.
Plaza de Bib-Rambla |
Se hicieron esfuerzos para construir plazas, casi
inexistentes en el urbanismo hispanomusulmán. Tres eran los lugares en que se
tenía más interés: Bibarrambla, el Hatabín y el Campo de Albulnest (o de la Loma). Eran
lugares privilegiados donde se celebraban
fiestas para las que se hacían arquitecturas efímeras.
Aparte de las remodelaciones urbanas, las ciudad sigue
creciendo extramuros, apareciendo nuevos barrios, como el de la Duquesa, en
torno al Monasterio de San Jerónimo, gracias a la concesión que en 1523 Carlos
V, hizo a Dª María Manrique, viuda del Gran Capitán, para que utilizara la
Capilla Mayor del mencionado Monasterio, como enterramiento de ella y su
marido, con la obligación de terminar las obras que entonces estaban paradas.
Monasterio de San Jerónimo |
Con objeto de vigilar y activar los trabajos dirigidos por Jacobo
Florentino “El Indaco” y luego por Diego de Siloée. Dª María trasladó su
residencia a una casa palacio situada fuera de las murallas, entre las puertas
de San Jerónimo y Bibalmazda.
Sus familiares se establecieron en torno a dicho palacio,
formándose este nuevo barrio aristocrático que tenía por centros principales la
calle Duquesa y la Placeta de los Lobos. Anteriormente vivían en la actual
calle San Matías, frente a la portería del Convento de San Francisco (hoy
Capitanía General) donde murió D. Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran
Capitán, en 1515.
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